“Teacher . . . Is it lawful to pay taxes to Caesar, or not? . . . Then he said to them, “Render to Caesar the things that are Caesar’s, and to God the things that are God’s.” Matthew 22:16-21.
“Freedom consists not in doing what we like but in having the right to do what we ought.” St. John Paul II.
Father, we thank You for putting us in this world where we are all equal and duty bound to take care of the home You have given us. May we fulfill all our responsibilities well both to nation and to You our Lord and God. Amen.
Domingo 22 de octubre 2023
"Maestro . . . ¿Es lícito pagar impuestos al César, o no? . . . Y les dijo: den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Mateo 22:16-21.
"La libertad no consiste en hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho de hacer lo que debemos" San Juan Pablo II.
Padre, te damos gracias por habernos puesto en este mundo donde todos somos iguales y tenemos el deber de cuidar el hogar que nos has dado. Que cumplamos bien con todas nuestras responsabilidades, tanto para con la nación como para contigo, nuestro Señor y Dios. Amén.Homily Twenty-ninth Sunday in Ordinary Time by Deacon Mike Betliskey
In today's Gospel, we often assume that Jesus advocated for the separation of Church and State when he said, "Then repay to Caesar what belongs to Caesar and to God what belongs to God." However, further elaboration is needed to understand better what Jesus meant in this concluding pronouncement. God is the creator and ultimate ruler over His creation. We have a responsibility to be stewards, caretakers, of His creation. God recognizes the need for earthly rulers and governments to maintain an orderly society. God made us in His image. In the Biblical sense, image means God rules our lives. When the Jewish authorities presented Jesus with a coin bearing the image of Emperor Tiberius, they entrapped themselves instead of Jesus. The coin's inscription, on one side, "Tiberius Caesar, Augustus, son of the divine Augustus and the other high priest," explicitly stated the emperor's claim to be a god. This exchange with Jesus proved the hypocrisy of these authorities. They had a pious exterior but had corrupted hearts. So, they choose not to live fully as true bearers of God's image. God made us with a soul to reflect His image. Our soul gives us the ability to know, worship, and love God, our creator, and share in His life. Through our soul, we can acknowledge and take to heart that our Lord is the one true God who calls us by name to have a relationship with Him. To genuinely reflect His image, we must choose and live a godly life by obeying and doing God's will. When we allow other gods to take center stage in our lives, we often distort the image of God, hiding it from those around us. We overindulge in food, drink, and other addictive behaviors. We allow vices and sins to rule over us. We treat others as things to disrespect, use them for our own purposes, and look down on them with arrogance. These other gods seek to minimize our need for a prayerful life and a deeper relationship with God. Despite this, God constantly calls us to conversion, urging us to transform our lives to reflect His image better. Through this conversion, we open ourselves up to the Holy Spirit, who desires to mold us into committed missionary disciples. By spreading the Good News of Jesus through our actions and words, we help others with our supportive love and prayer to reflect God's image more fully. As committed missionary disciples, we seek to assist others in becoming the same.
Homilía Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario
En el Evangelio de hoy, a menudo asumimos que Jesús abogó por la separación de la Iglesia y el Estado cuando dijo: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Sin embargo, se necesita mayor elaboración para comprender mejor lo que Jesús quiso decir en este pronunciamiento final. Dios es el creador y gobernante supremo de Su creación. Tenemos la responsabilidad de ser mayordomos, cuidadores de Su creación. Dios reconoce la necesidad de que los gobernantes y gobiernos terrenales mantengan una sociedad ordenada. Dios nos hizo a su imagen. En el sentido bíblico, imagen significa que Dios gobierna nuestras vidas. Cuando las autoridades judías presentaron a Jesús una moneda con la imagen del emperador Tiberio, se atraparon a ellos mismos en lugar de a Jesús. La inscripción de la moneda, en un lado, “Tiberio César, Augusto, hijo del divino Augusto” y en el otro “sumo sacerdote”, declaraba explícitamente la afirmación del emperador de ser un dios. Este intercambio con Jesús demostró la hipocresía de estas autoridades. Tenían un exterior piadoso pero tenían corazones corruptos. Por eso, eligen no vivir plenamente como verdaderos portadores de la imagen de Dios. Dios nos hizo con un alma para reflejar Su imagen. Nuestra alma nos da la capacidad de conocer, adorar y amar a Dios, nuestro creador, y compartir Su vida. A través de nuestra alma, podemos reconocer y tomar en serio que nuestro Señor es el único Dios verdadero que nos llama por nuestro nombre a tener una relación con Él. Para reflejar genuinamente Su imagen, debemos elegir y vivir una vida piadosa obedeciendo y haciendo la voluntad de Dios. Cuando permitimos que otros dioses ocupen un lugar central en nuestras vidas, a menudo distorsionamos la imagen de Dios, ocultándola de quienes nos rodean. Nos excedemos en la comida, la bebida y otras conductas adictivas. Permitimos que los vicios y los pecados nos gobiernen. Tratamos a los demás como cosas a las que faltarles el respeto, los utilizamos para nuestros propios fines y los menospreciamos con arrogancia. Estos otros dioses buscan minimizar nuestra necesidad de una vida de oración y una relación más profunda con Dios. A pesar de esto, Dios nos llama constantemente a la conversión, instándonos a transformar nuestras vidas para reflejar mejor su imagen. A través de esta conversión, nos abrimos al Espíritu Santo, quien desea moldearnos como discípulos misioneros comprometidos. Al difundir las Buenas Nuevas de Jesús a través de nuestras acciones y palabras, ayudamos a otros con nuestro amor y oración solidarios a reflejar más plenamente la imagen de Dios. Como discípulos misioneros comprometidos, buscamos ayudar a otros a convertirse en lo mismo.