“Jesus said to the crowds and to his disciples, “The scribes and the Pharisees sit on Moses’ seat; so practice and observe whatever they tell you, but not what they do; for they preach, but do not practice." Matthew 23:1-3.
“We must teach more by example than by word…He will Himself be your support and strength.” St. Mary MacKillop.
Lord Jesus, in my life, teaching and with those who look up to me give me the grace to walk the talk! Save me from lording it over them. Anoint me to be a good example for all in both word and deed. Amen.
Domingo 5 de noviembre 2023
"Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y los fariseos han ocupado el puesto que dejó Moisés; Así que practica y observa lo que te dicen, pero no lo que hacen; porque predican, pero no practican". Mateo 23:1-3.
"Debemos enseñar más con el ejemplo que con la palabra... Él mismo será tu apoyo y tu fortaleza." St. Mary MacKillop.
¡Señor Jesús, en mi vida, enseñando y con aquellos que me admiran, dame la gracia de predicar con el ejemplo! Sálvame de enseñorearme de ellos. Úngeme para ser un buen ejemplo para todos, tanto de palabra como de obra. Amén. Homily for Thirty-first Sunday in Ordinary Time by Deacon Mike Betliskey
Today’s Gospel teaches us about the behavior we must avoid and the qualities we should possess as individuals and leaders. We all have titles representing our authority: parent, teacher, president, governor, mayor, pope, bishop, pastor, and many others. In the times of Jesus, the Pharisees and the Scribes held religious authority. However, Jesus reprimanded them for their arrogance, lack of inner depth despite their outward display of piety, and overburdening others with the heavy obligations of the law. In other words, they could talk the talk but did not walk the walk. They had forgotten that all authority comes from God, as John’s Passion Account’s interchange between Jesus and Pilate reminds us. They had a misguided love for power, honor, and recognition that outweighed their love for God. We should not follow their self-centered example. They created a toxic environment that caused division and discord. Dehumanizing others is unacceptable. Instead, focus on God and others. His power or authority is a gift of love and concern for His creation with a call to serve. The depiction of gentle treatment from a mother to a child from the Psalm and Second Reading must be our model for service. On the contrary, Pride in our achievements, being judgmental, and an exaggerated sense of importance must not get in the way of our service, as it did for the Pharisees and Scribes. By feeling His presence in our lives, He guides us toward those whom He calls us to serve in a manner that pleases Him and benefits the people we serve. As His servants, we must show appreciation, gratitude, respect, compassion, and humility towards others, making them feel loved, valued, and accepted. We encourage and support others to become their best selves and be willing to accompany them on their faith journey. Paying attention to their needs and offering ways to help meet them is an essential part of service. Unlike the showy Pharisees and Scribes, our relationship with God needs to be more than going to Mass on Sunday as an obligation with a few quick prayers during the week, but an ongoing prayerful dialogue with Him. As St. Paul reminds us, we must open our grateful hearts to God’s word and act upon it. A consistent relationship with God with a selfless, humble, serving heart prevents self-centered, arrogant, overbearing behavior like the Pharisees and Sadducees had from creeping into our lives.
Homilía para el Trigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario by Deacon Mike Betliskey
El Evangelio de hoy nos enseña sobre el comportamiento que debemos evitar y las cualidades que debemos poseer como individuos y líderes. Todos tenemos títulos que representan nuestra autoridad: padre, maestro, presidente, gobernador, alcalde, papa, obispo, pastor y muchos otros. En los tiempos de Jesús, los fariseos y los escribas tenían autoridad religiosa. Sin embargo, Jesús los reprendió por su arrogancia, su falta de profundidad interior a pesar de su demostración exterior de piedad y por sobrecargar a otros con las pesadas obligaciones de la ley. En otras palabras, podían hablar lo que decían, pero no caminar.
Habían olvidado que toda autoridad proviene de Dios, como nos recuerda el intercambio del relato de la Pasión de Juan entre Jesús y Pilato. Tenían un amor equivocado por el poder, el honor y el reconocimiento que pesaba más que su amor por Dios.
No deberíamos seguir su ejemplo egocéntrico. Crearon un ambiente tóxico que provocó división y discordia. Deshumanizar a los demás es inaceptable.
En cambio, concéntrate en Dios y en los demás. Su poder o autoridad es un regalo de amor y preocupación por Su creación con un llamado a servir. La descripción del trato amable de una madre a su hijo en el Salmo y la Segunda Lectura debe ser nuestro modelo de servicio. Por el contrario, el orgullo por nuestros logros, el juicio y un sentido exagerado de importancia no deben obstaculizar nuestro servicio, como sucedió con los fariseos y los escribas.
Al sentir Su presencia en nuestras vidas, Él nos guía hacia aquellos a quienes nos llama a servir de una manera que le agrada y beneficia a las personas a quienes servimos. Como sus servidores, debemos mostrar aprecio, gratitud, respeto, compasión y humildad hacia los demás, haciéndolos sentir amados, valorados y aceptados. Alentamos y apoyamos a otros para que lleguen a ser lo mejor de sí mismos y estemos dispuestos a acompañarlos en su camino de fe. Prestar atención a sus necesidades y ofrecer formas de ayudar a satisfacerlas es una parte esencial del servicio.
A diferencia de los fariseos y escribas vistosos, nuestra relación con Dios debe ser más que ir a Misa el domingo como una obligación con algunas oraciones rápidas durante la semana, sino un diálogo continuo de oración con Él. Como nos recuerda San Pablo, debemos abrir nuestros corazones agradecidos a la palabra de Dios y actuar en consecuencia.
Una relación consistente con Dios con un corazón desinteresado, humilde y servicial evita que un comportamiento egocéntrico, arrogante y autoritario como el de los fariseos y saduceos se introduzca en nuestras vidas.