Sunday, June 23, 2024

“A violent squall came up and waves were breaking over the boat…Jesus was in the stern, asleep on a cushion. They woke him and said ‘Teacher, do you not care that we are perishing?’…He said to the sea ‘Quiet! Be still!’ Then he asked them ‘Why are you terrified; do you not yet have faith?” Mark 4:37-40.

“I pray to God to give me perseverance and to deign that I be a faithful witness to Him to the end of my life for my God.” St. Patrick.

My Jesus, there are times when You seem so far away, as if You abandoned us. Rather than turn from You and seek another, we come to You Lord, and ask You to pour out Your grace in abundance. Let us cling to You all the more, for You are trustworthy. Your name is Faithful and True. Amen.

Domingo 23 de junio 2024

"Se levantó una violenta borrasca y las olas rompían sobre el barco... Jesús estaba en la popa, dormido sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?" … Le dijo al mar: "¡Silencio! ¡Quédate quieto!'. Luego les preguntó: "¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aun no tienen fe?" Marcos 4:37-40.

"Ruego a Dios que me dé perseverancia y que sea digno de ser un testigo fiel de Él hasta el fin de mi vida por mi Dios" San Patricio.

Jesús mío, hay momentos en los que pareces tan lejano, como si nos hubieras abandonado. En lugar de apartarnos de Ti y buscar a otro, venimos a Ti, Señor, y te pedimos que derrames Tu gracia en abundancia. Aferrémonos a Ti aún más, porque Tú eres digno de confianza. Tu nombre es Fiel y Verdadero. Amén.

Homily for the 12th Sunday in Ordinary Times by Deacon Mike Betliskey

There are many ways to deal with life’s storms. The disciples experienced paralyzing fear that clouded their judgment. Fear tried to swamp their boat of faith. When all options to save themselves from their boat sinking, they finally turned to Jesus for help, who was always with them.
Life’s storms can lead us to blame God or others for those stormy times or, worse, abandon our faith. Some might ask when, after life’s storms battered one around, where was Lord in the tempest? He would reply that He was by one’s side, holding one’s hand. But one’s self-absorption, or trying to handle the storm alone, could prevent one from seeing Christ active in one’s life.
Blessed Miguel Pro’s life exemplifies unwavering faith despite facing persecution during the stormy Mexican Revolution. He was born in Mexico into a wealthy, devout family in 1891. In 1911, a year before the Mexican Revolution, He joined the Jesuits as a novice in Mexico. Because the revolutionary leaders wanted desperately to snuff out the Catholic Church but to no avail, Blessed Miguel had to flee to Texas, Nicaragua, Granada, Spain, and finally Belgium. In 1925, Blessed Miguel was ordained a Jesuit priest in Belgium and sent back to serve in Mexico City in 1926, just a month before the president banned any Catholic public worship. Like all other priests, he clandestinely celebrated Mass, heard confessions, administered the other Sacraments, visited the sick, and helped the poor. Because a car once owned by the family was used in an assassination attempt on the president, the authorities arrested Blessed Miguel and his two brothers and found them guilty on trumped-up charges. They pardoned the youngest. They shot him and his brother in front of a firing squad on 23 November 1927. His last words were “¡Viva Cristo Rey!” or “Long live Christ the King!” Though the authorities wanted a low-key burial that would not attract attention, the opposite happened, with a big celebration of his martyrdom. In 1988, Saint Pope John Paul II beatified Blessed Miguel in Mexico City. He had steadfast faith during stormy times due to having an ongoing, deep relationship with the Lord. This relationship brought strength to persevere and encourage others to remain faithful no matter how stormy. Many others would be martyred for their faith in Mexico.
Blessed Miguel Pro reminds us that being Christian has stormy times. Preparing and living through those storms is recognizing Jesus in our boat by having a deep, ongoing, unwavering relationship with God, especially through life’s trials and tribulations. We say yes to Him in easy and stormy times and have a deep faith that shares God’s love.
As we cross the ocean of our life on our faith journey, we do not have all the answers to all of life’s storms, but God does. We must rely on God’s protection and strength as we navigate life, especially when the storms batter our boat.

Homilía para el XII Domingo del Tiempo Ordinario by Deacon Mike Betliskey

Hay muchas maneras de afrontar las tormentas de la vida. Los discípulos experimentaron un miedo paralizante que nubló su juicio. El miedo intentó hundir el barco de la fe. Cuando todas las opciones para salvarse de su barco se hundieron, finalmente acudieron a Jesús en busca de ayuda, quien siempre estaba con ellos.
Las tormentas de la vida pueden llevarnos a culpar a Dios o a otros por esos tiempos tormentosos o, peor aún, a abandonar nuestra fe. Algunos podrían preguntar: ¿cuándo, después de que las tormentas de la vida lo azotaron a uno, dónde estaba el Señor en la tempestad? Él respondía que estaba a nuestro lado, tomándonos de la mano. Pero el ensimismamiento de uno, o el tratar de manejar la tormenta solo, podría impedir que uno vea a Cristo activo en su vida.
La vida del Beato Miguel Pro ejemplifica una fe inquebrantable a pesar de enfrentar persecución durante la tormentosa Revolución Mexicana. Nació en México en 1891, en el seno de una familia adinerada y devota. En 1911, un año antes de la Revolución Mexicana, se unió a los jesuitas como novicio en México. Debido a que los líderes revolucionarios querían desesperadamente acabar con la Iglesia Católica pero fue en vano, el Beato Miguel tuvo que huir a Texas, Nicaragua, Granada, España y finalmente Bélgica. En 1925, el Beato Miguel fue ordenado sacerdote jesuita en Bélgica y enviado de regreso a servir en la Ciudad de México en 1926, apenas un mes antes de que el presidente prohibiera cualquier culto público católico. Como todos los demás sacerdotes, celebraba misa clandestinamente, confesaba, administraba los demás sacramentos, visitaba a los enfermos y ayudaba a los pobres. Debido a que un automóvil que alguna vez fue propiedad de la familia fue utilizado en un intento de asesinato contra el presidente, las autoridades arrestaron al Beato Miguel y a sus dos hermanos y los declararon culpables de cargos falsos. Perdonaron al más joven. Lo fusilaron a él y a su hermano frente a un pelotón de fusilamiento el 23 de noviembre de 1927. Sus últimas palabras fueron “¡Viva Cristo Rey!” o “¡Viva Cristo Rey!” Aunque las autoridades querían un entierro discreto y que no llamara la atención, ocurrió todo lo contrario, con una gran celebración de su martirio. En 1988, el Santo Papa Juan Pablo II beatificó al Beato Miguel en la Ciudad de México. Tuvo una fe firme durante tiempos tormentosos debido a que tenía una relación profunda y continua con el Señor. Esta relación trajo fuerza para perseverar y alentar a otros a permanecer fieles sin importar cuán tormentosas sean. Muchos otros serían martirizados por su fe en México.
El Beato Miguel Pro nos recuerda que ser cristiano tiene tiempos tormentosos. Prepararnos y vivir esas tormentas es reconocer a Jesús en nuestro barco al tener una relación profunda, continua e inquebrantable con Dios, especialmente a través de las pruebas y tribulaciones de la vida. Le decimos sí en tiempos fáciles y tormentosos y tenemos una fe profunda que comparte el amor de Dios.
A medida que cruzamos el océano de nuestra vida en nuestro viaje de fe, no tenemos todas las respuestas a todas las tormentas de la vida, pero Dios sí las tiene. Debemos confiar en la protección y la fortaleza de Dios mientras navegamos por la vida, especialment.