“As David says of him, ‘I saw the Lord ever before me, with him at my right hand I shall not be disturbed. Therefore my heart has been glad and my tongue has exulted; my flesh, too, will dwell in hope, because you will not abandon my soul to the netherworld, nor will you suffer your holy one to see corruption. You have made known to me the paths of life; you will fill me with joy in your presence’,” (Acts 2:25-28).
“Have you not for some time loved the Lord? Do you not love him now? Do you not long to love him forever? Therefore, do not fear! Even conceded that you had committed all the sins of this world, Jesus repeats to you, ‘Many sins are forgiven thee because thou hast loved much!” St. Pio of Pietrelcina.
Lord Jesus, your presence calms our fears, we are not disturbed. May our heart be glad, our tongue exalt you, our flesh dwell in hope because you can never abandon us.; your paths always lead to life and joy in your presence. May your death and resurrection lead us ever by paths of life and joy; leading us ever deeper in your embrace. Amen.
Domingo, 26 de Abril
Escuchen lo que David decía al respecto: “Veo constantemente al Señor delante de mí; está a mi derecha para que no vacile. Por eso se alegra mi Corazón y te alabo muy gozoso, y hasta mi cuerpo esperará en paz. Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos ni permitirás que tu Santo experimente la corrupción. Me has dado a conocer los caminos de la vida, me colmarás de gozo con tu presencia,” (Hechos 2:25-28).
“¿No hace ya tiempo que aman al Señor? ¿No lo aman ahora? No desean amarlo por siempre? ¡Entonces, no tengan miedo! Aun concediendo que hayan cometido todos los pecados de este mundo, Jesús les repite, ‘Muchos pecados se te perdonan porque has amado mucho!’” Santo Pio de Pietrelcina.
Señor Jesús, tu presencia calma nuestros temores, no estamos preocupados. Que nuestro corazón se deleite, que nuestra lengua te exalte, que nuestra carne viva en la esperanza al saber que no puedes abandonarnos nunca; tus senderos nos llevan siempre a la vida y al gozo en tu presencia. Que tu muerte y resurrección nos guíen siempre por los caminos de la vida y la alegría; guiándonos cada vez más hasta tus brazos. Amen