“For a long time the judge was unwilling, but eventually he thought ‘While it is true that I neither fear God nor respect any human being, because this widow keeps bothering me, I shall deliver a just decision for her…The Lord said…Will not God then secure the rights of his chosen ones who call out to him day and night?” Luke 18:4-5, 7.
“The greater and more persistent your confidence in God, the more abundantly you will receive what you ask.” St. Albert the Great.
Lord God, You use the example of a pestering relentless widow, who knew her rights. We know You Lord, that You are pleased by faith, and utter confidence in You. May we persist in prayer, always trusting in You as we stand on the rock of faith. We shall not be moved. Amen.
Sábado 18 de noviembre 2023
"Durante mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero finalmente pensó: 'Si bien es cierto que no temo a Dios ni respeto a ningún ser humano, pero esta viuda sigue molestándome, le daré una decisión justa... El Señor dijo... ¿Acaso Dios no haria justicia a sus escogidos que claman a él día y noche?" Lucas 18:4-5, 7.
"Cuanto mayor y más persistente sea vuestra confianza en Dios, más abundantemente recibiran lo que piden" San Alberto Magno.
Señor Dios, Tú usas el ejemplo de una viuda implacable y molesta, que conocía sus derechos. Te conocemos, Señor, te complaces con la fe, y confianza absoluta en Ti. Que podamos persistir en la oración, siempre confiando en Ti mientras estamos firmes en la roca de la fe. No nos dejaremos mover. Amén. Homily for Thirty-third Sunday in Ordinary Time by Deacon Mike Betliskey
By the organ, there is the tile mosaic of the Holy Family. The artist used countless tiny tiles with different hues and shades of colors and placed them in precise spots to form the mosaic. Similarly, God, the divine artist, creates a living mosaic with us, His people. Each of us is a unique tile, possessing distinct God-given gifts and talents essential to the mosaic. He places His beloved tiles in the right place and time. Two critical elements in discovering, developing, and sharing our gifts and talents are having a relationship with God and the support and encouragement of others. The number of gifts and talents we receive is not our focus; what matters is our response to His call to be generous, loving, and selfless by sharing them with others. The Lord expects us to bear fruit for His Kingdom by increasing what He has given us. We are interconnected and interactive between God and His people and among ourselves, much like the grout that binds the mosaic of the Holy Family together and holds it on the wall.
Gifts and talents, like muscles, require exercise to grow and constant sharing to maintain tone. Without use, they wither away and do not bear fruit. Their development and the confidence to share them takes a lifetime. We will have some success. Other times, we will experience failure. F.A.I.L. means “first attempt in learning.”
The other two Readings add the grout to the living mosaic of sharing God’s gifts. Proverbs describes the ideal wife, the model Christian, who is prudent, wise, generous, productive, stable, and faithful. The virtue of prudence helps us determine the best way to share our gifts and talents in every situation. We must be wise in God’s ways. We must have a generous heart that works diligently and constantly for the Lord and others while remaining faithful to Him.
St. Paul calls us children of light who are vigilant and temperate. Being watchful for the Lord’s second coming means we must not delay sharing our gifts and talents. The virtue of temperance strengthens us to choose to live a balanced life that involves sharing our gifts and talents.
Today’s Readings urge us to be part of the living mosaic. We must make that choice. Two servants, who were vulnerable, good, and faithful, chose to bear fruit for the Kingdom by obeying God, being open to His ways, and sharing their gifts and talents. As a result, they enjoyed eternal life with God. Conversely, the third servant’s fear led to his downfall. Unlike that third servant, we can no longer hold onto our fears and insecurities. We can no longer hide behind flimsy excuses as to why we do not share our gifts and talents but share what God has given us.
Homilía para el Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario by Deacon Mike Betliskey
Junto al órgano se encuentra el mosaico de azulejos de la Sagrada Familia. El artista utilizó innumerables mosaicos diminutos con diferentes tonos y matices de colores y los colocó en lugares precisos para formar el mosaico. De manera similar, Dios, el artista divino, crea un mosaico vivo con nosotros, su pueblo. Cada uno de nosotros es un mosaico único, que posee distintos dones y talentos otorgados por Dios y esenciales para el mosaico. Él coloca Sus amadas tejas en el lugar y momento correctos. Dos elementos críticos para descubrir, desarrollar y compartir nuestros dones y talentos son tener una relación con Dios y el apoyo y aliento de los demás. La cantidad de dones y talentos que recibimos no es nuestro enfoque; lo que importa es nuestra respuesta a Su llamado a ser generosos, amorosos y desinteresados compartiéndolos con los demás. El Señor espera que demos frutos para Su Reino aumentando lo que Él nos ha dado. Estamos interconectados e interactuamos entre Dios y su pueblo y entre nosotros, de manera muy similar a la lechada que une el mosaico de la Sagrada Familia y lo sostiene en la pared.
Los dones y talentos, al igual que los músculos, requieren ejercicio para crecer y compartir constantemente para mantener el tono. Sin uso, se marchitan y no dan fruto. Su desarrollo y la confianza para compartirlos lleva toda una vida. Tendremos cierto éxito. Otras veces, experimentaremos el fracaso. FALLAR. significa "primer intento de aprendizaje".
Las otras dos lecturas añaden lechada al mosaico vivo de compartir los dones de Dios. Proverbios describe a la esposa ideal, la cristiana modelo, que es prudente, sabia, generosa, productiva, estable y fiel. La virtud de la prudencia nos ayuda a determinar la mejor manera de compartir nuestros dones y talentos en cada situación. Debemos ser sabios en los caminos de Dios. Debemos tener un corazón generoso que trabaje diligente y constantemente para el Señor y los demás mientras permanecemos fieles a Él.
San Pablo nos llama hijos de luz, vigilantes y templados. Estar atentos a la segunda venida del Señor significa que no debemos retrasar el compartir nuestros dones y talentos. La virtud de la templanza nos fortalece para elegir vivir una vida equilibrada que implique compartir nuestros dones y talentos.
Las Lecturas de hoy nos instan a ser parte del mosaico vivo. Debemos tomar esa decisión. Dos siervos, vulnerables, buenos y fieles, eligieron dar frutos para el Reino obedeciendo a Dios, estando abiertos a Sus caminos y compartiendo sus dones y talentos. Como resultado, disfrutaron de la vida eterna con Dios. Por el contrario, el miedo del tercer siervo provocó su caída. A diferencia de ese tercer siervo, ya no podemos aferrarnos a nuestros miedos e inseguridades. Ya no podemos escondernos detrás de excusas endebles de por qué no compartimos nuestros dones y talentos, sino lo que Dios nos ha dado.