“God so loved the world that he gave his only-begotten Son, so that everyone who believes in him might not perish but might have eternal life. For God did not send his Son into the world to condemn the world, but that the world might be saved through him,” (Jn. 3:16-17).
“We are not the sum of our weaknesses and failures; we are the sum of the Father’s love for us and our real capacity to become the image of his Son,” (St. John Paul II).
Lord, help us to remember, when we are tempted to judge or condemn, that you came to save sinners, not to condemn. You see past our faults and failings, wishing only to lift us up and clean us off. May we show the same mercy towards others that we wish for ourselves. Amen
Segundo Miércoles de Pascua, 22 de abril
“¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él,” (Juan 3:16-17).
“No somos la suma de nuestras debilidades y fracasos; somos la suma del amor del Padre por nosotros y nuestra capacidad real de convertirnos en la imagen de su Hijo,” (San Juan Pablo II).
Señor, ayúdanos a recordar, cuando somos tentados a juzgar o a condenar, que tu viniste a salvar a los pecadores, no a condenarlos. Tú ves más allá de nuestras faltas y errores, deseando solo levantarnos y limpiarnos. Que podamos mostrar hacia los demás la misma misericordia que deseamos para nosotros. Amen